El movimiento del embrión y luego del feto constituye un objetivo semiológico esencial para los profesionales de la ecografía obstétrica, que le prestan una gran atención. Al mismo tiempo, suele ser un acontecimiento visual decisivo en el proceso de parentalización de los futuros padres. La motricidad fetal y los latidos del corazón se interpretan como la primera firma de la vida del ser concebido antes de cualquier propiocepción materna y exterocepción conyugal. Esta autentificación médica y parental de la inmersión del niño virtual en el río del movimiento abre las posibilidades de su epigénesis ontológica, de la que la muerte (la ausencia de movimiento) constituye ahora la sombra inseparable. La clínica de las consultas padre-feto/bebé ilustra bien la amplitud de las variaciones de esta coreografía perinatal entre Eros y Tánatos. En este artículo ilustramos nuestro punto a través de varias consultas, que van desde lo «paranormal» a situaciones más psicopatológicas, y declinamos la atención que se presta a los movimientos fetales.
- Atención
- movimiento fetal
- ecografía obstétrica
- epigénesis
- drogadicción
- consulta terapéutica perinatal