El presidente electo, Donald Trump, debe responder en más de 140 caracteres a preguntas primordiales, en particular sobre la intensidad de la amenaza terrorista. Según él, el movimiento salafista radical constituye la primera amenaza existencial contra los Estados Unidos. Si mantuviera esta postura, caería en las trampas del salafismo yihadista. A pesar de todo el espacio mediático y político que ocupa, este movimiento no amenaza la existencia de los Estados Unidos. Real pero limitada, corresponde a una amenaza importante que D. Trump podría transformar, a través de un discurso demasiado belicoso, en una amenaza existencial. Por su complejidad, esta amenaza requiere una estrategia racional, reactiva y basada en datos, que explote todas las palancas de poder y permita a Washington centrarse en las amenazas verdaderamente existenciales.