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Las emociones pueden parecernos fenómenos demasiado subjetivos e inmateriales como para ser objeto de la investigación científica. Y, sin embargo, hay estudios sobre la emoción tan antiguos como los de Darwin (1890), Cannon o James. La emoción acompaña a muchos comportamientos que se caracterizan fisiológicamente, porque incluyen tres componentes: motor (por ejemplo, la parálisis del miedo, o el sobresalto del susto), vegetativo (normalmente un patrón característico de activación del sistema motor simpático) y endocrino (liberación de corticoesteroides, de hormona tiroidea, de oxitocina…). Este tipo de comportamientos suelen estar relacionados con aspectos sociales o sexuales, o con comportamientos de supervivencia (antipredatorios u homeostásicos: hambre, sed, termorregulación…).
La teoría más comúnmente aceptada de la emoción (aunque yo no la comparto) es la de James según la cual las emociones son las respuestas comportamentales innatas inducidas por determinados estímulos o situaciones (la presencia de un partenaire sexual o de un competidor por el territorio, de un predador, la deshidratación o la inanición, etc..) y los sentimientos son la percepción consciente (por parte del cerebro) de los cambios que esas respuestas provocan en nuestro cuerpo. En otras palabras, no lloramos porque estamos tristes, nos ponemos tristes porque lloramos (este es el punto en el que yo disiento). El colorido de los sentimientos es mucho mayor que el de las emociones, aunque sean un mero reflejo de éstas…
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- Subido a Cairn Mundo el 23/08/2021
