La demografía se percibe a menudo como una ciencia estadística, encerrada en una torre de marfil de números bastante indigeribles. En realidad, puede revelar mutaciones susceptibles de generar muchas consecuencias políticas [1], económicas y sociales, e influye también en la mentalidad. Demos dos ejemplos.
1El cambio mas importante medido por la demografía en los últimos siglos concierne a dos fenómenos relacionados: el aumento de la esperanza de vida [2] y el hundimiento de la mortalidad infantil debido al progreso sanitario, higiénico y técnico. Este doble cambio ha contribuido a generar efectos considerables en la mentalidad.
¿Cuál es la visión respecto a los mayores?
2Un primer efecto es la actitud de las sociedades hacia las personas de edad. Cuando la esperanza de vida era baja, el número de personas mayores también lo era. Y, como lo raro es caro, las sociedades tendían, por lo general, a mostrar un gran respeto por los ancianos. De ahí el proverbio popular en África: «una persona mayor que muere, es una biblioteca que arde». Así, cuando las personas de edad eran pocas, la lógica demográfica normalmente exigía que se les respetara, sobre todo porque su conocimiento oral antiguo compensaba la escasez de la palabra escrita. La persona que tuvo la suerte de haber vivido mucho tiempo, que no se le dio a todo el mundo, era en efecto portadora de gran conocimiento histórico.
3Como resultado del enorme aumento de la esperanza de vida, las personas de edad son ahora muy numerosas en los países del Norte, experimentando este fuerte aumento que he llamado «gerontocrecimiento»; por lo tanto este fenómeno de escasez ya no existe. Además, con respecto a los sistemas de protección social, a menudo se considera que las personas de edad son costes que plantean problemas de financiaciación para sus pensiones o cuidados. Por ello, la consideración hacia las personas mayores parece haber disminuido y, correlativamente, la juventud parece sobrevalorada. Sin embargo, al mismo tiempo, los poderes públicos parecen ignorar los intercambios financieros privados intergeneracionales, de los abuelos a los hijos y a los niños de corta edad, en particular con el desempleo masivo en Francia, y no tienen suficientemente en cuenta la cuestión de renovación de la población [3]. Hay un fenómeno de ‘jovenismo’. Es innegable que esta mutación demográfica que ha sido la multiplicación por dos y medio de la esperanza de vida, ha contribuido a cambiar las mentalidades. Este es también el caso del niño no nacido.
La nueva actitud ante el niño en gestación
4En los siglos y milenios que precedieron a la transición demográfica, la mortalidad infantil era terriblemente alta: mas de uno de cada cuatro recién nacidos fallecía antes de cumplir un año; y otro de los cuatro, moría antes de llegar a la edad adulta. ¿Cómo pudieron nuestros antepasados soportar todos esos dramas causados por «la parca»? La única actitud era, en la medida de lo posible, mantener una cierta distancia emocional respecto del niño en gestación ya que se sabía que los abortos espontáneos eran numerosos y que la tasa de supervivencia del niño nacido vivo era baja.
5El progreso mencionado anteriormente ha permitido reducir la mortalidad infantil en un 98 % y la mortalidad de niños y adolescentes en un 99 %, porcentajes de disminución que nadie creía posible, ni siquiera imaginaba. Correlativamente, ante el notable aumento de la supervivencia de los niños no nacidos, de los recién nacidos y de los niños en general, la actitud afectiva hacia el niño no nacido ha cambiado profundamente para la futura madre, pero también para el futuro padre. Se ha intensificado desde el día después a la concepción, y se ha amplificado aún más con la ecografía que muestra al feto en gestación.
6En este nuevo contexto, la reglamentación ha tenido que cambiar. En Francia, por ejemplo [4], hasta el año 2008, cuando el parto resultaba por debajo del « umbral de viabilidad», establecido en 22 semanas o 500g [5], a continuación se incineraban los residuos operatorios.
7Sin embargo, ahora los padres han considerado como hijos el resultado de un parto prematuro por debajo del umbral de viabilidad regulado anteriormente. Han solicitado que se les reconozca. El 6 de febrero de 2008, en Francia, tres sentencias del Tribunal de Casación suprimen los anteriores umbrales de viabilidad: deciden que todo niño nacido sin vida como consecuencia de un parto puede inscribirse en el registro civil y registrase como niño sin vida. Es el reconocimiento de la existencia jurídica de niños « muertos in utero » a los que puede dárseles un nombre, inscribirles en el libro de familia y ser enterrados. El 19 de junio de 2009, también en Francia, una circular reintrodujo un umbral de viabilidad muy inferior al anterior : 15 semanas de amenorrea.
8Estos dos ejemplos muestran que la ciencia demográfica es interdependiente de las ciencias humanas; por lo tanto, la demografía puede ser una condición necesaria para el estudio de los cambios de mentalidad, aunque no sea por si sola una condición suficiente [6].
Notes
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[1]
Dumont, Gérard-François, Démographie politique. Les lois de la géopolitique des populations, Paris, Ellipses, 2007.
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[2]
Por ejemplo en Francia, la esperanza de vida al nacer era de 35 años en 1806 ; supera los 82 años desde 2014.
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[3]
Cf. Dumont, Gérard-François, « La fécondité en Europe : quelle influence de la politique familiale ? », Population & Avenir, n° 716, janvier-février 2014.
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[4]
Sobre los otros países europeos, cf. « Etude de législation comparée », Sénat, n° 184, avril 2008.
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[5]
Circulaire n° 50 du 22 juillet 1993.
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[6]
Este texto corresponde a la presentación de una audiencia por Gérard-François Dumont para el Consejo consultivo nacional de ética (CCNE).