«Las creaciones humanas son fáciles de destruir, y la ciencia y la técnica que las construyeron también pueden utilizarse para destruirlas», escribió Freud en El porvenir de una ilusión. De Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte a El malestar en la cultura, pasando por la correspondencia con Einstein y El porvenir de una ilusión, Freud no cesa de volver sobre el estado de salvajismo alejado de la civilización y sus altos valores morales que nos acompañan en tiempos de paz y van de la mano del «derecho de los pueblos». La guerra «prevalece sobre todas las restricciones impuestas en tiempos de paz, que solíamos llamar derechos de los pueblos». En una rabia ciega, derriba todo lo que se interpone en su camino, como si después de ella no pudiera haber futuro ni paz entre las personas, e incluso nos hace olvidar que somos pacifistas «por razones orgánicas». La investigación psicoanalítica muestra claramente que la esencia más profunda del ser humano consiste en movimientos pulsionales. Las pulsiones de vida y las pulsiones de muerte libran una batalla eterna. Este dualismo pulsional plantea interrogantes a cada quien en su praxis y su práctica.
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- pulsiones de vida/pulsiones de muerte
- psicosis de masas