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1 Resulta que la cuestión del progreso no es tan simple como podría parecer. En apariencia el equivalente más evidente sería el de una mejoría, pero ¿para quién y en qué dirección? Normalmente, por progreso entenderíamos avance, desarrollo o también crecimiento. Lo cierto es que la idea de progreso parece unida a la de civilización, a un incremento de civilización, pero ahí de nuevo se plantea la pregunta; ¿es tan simple? ¿No será porque la idea de progreso no parece estar de acuerdo con la idea de crisis? ¿Por qué entonces hay crisis que parecen originarse en un supuesto progreso, y podemos entonces hablar de una evolución positiva de la civilización si el resultado es la crisis?

2 Nos quedaremos aquí con estas preguntas pero mantengo la precisión de que mi propósito no es sociológico, ni mucho menos, puesto que concierne sobre todo al lugar simbólico o el orden simbólico en el cual un sujeto es presa del discurso que lo organiza. Además, es importante determinar lo que separa irremediablemente un discurso (o sistema) que supuestamente debería generar un progreso, y un discurso que sería un progreso en sí. A este respecto, hay que reconocer una cualidad al discurso capitalista: se propone generar un progreso incesante. En lo que respecta al discurso del psicoanalista, dejo la cuestión en suspenso por el momento, sin saber si responderemos claramente, aunque ésta sea nuestra intención. Ahora bien, empeñarse a precisar más esta pregunta, ¿no es ya un paso esencial?

El discurso y la idea de progreso

3 Siguiendo a Lacan, no podemos referirnos más que a una estructura: la del sujeto en su relación con el gran Otro, con el pequeño otro, con la carencia que implican el deseo y la pérdida y con el inconsciente, también con un cierto modo de defensa dominante contra la angustia que después de Freud retomará Lacan, como la represión, el repudio y la forclusión.

4 Pero, con el concepto de discurso, Lacan introduce una variable importante en la organización del sujeto, que hasta entonces podía parecer simple y clara. Sin cuestionar la estructura del sujeto, el discurso en el que está pillado puede modificar su economía y podemos entonces postular que un sujeto puede estar tomado en diferentes discursos sucesivos sin que su estructura esté implicada. La variable sería entonces económica y no estructural. Lo que es seguro es que si el psicoanálisis existe, es desde luego por esto: antes de Freud no se fundó nada que se pareciera a una huella original de aquél, salvo si nos referimos a los escritos de místicos o de filósofos que no es que anuncien el psicoanálisis, sino que vienen a evocar ya algo por el lado de la posición del sujeto. Entonces, con la asunción del psicoanálisis, una nueva economía del sujeto es supuestamente posible, debiéndose tener en cuenta toda la ambigüedad del término ''supuestamente''. Podemos así evocar la Revolución Francesa o la Revolución Bolchevique para darnos cuenta que cambiar el lugar del amo obliga a reestructurar la economía del sujeto pero esto no deja de plantear problemas y de anunciar una o varias crisis en el futuro.

5 ¿Qué relaciones dinámicas podemos pensar entonces entre la estructura de un sujeto y los discursos en los que puede estar atrapado al hilo de su historia? Entendiendo que si los discursos pueden alternarse o sucederse no pueden combinarse, sino que se inscriben en una cierta exclusividad provisional o de larga duración.

6 En el seminario de 1969/70: “El reverso del psicoanálisis”  [1], podemos notar que hasta el capítulo IV, Lacan ordena los cuatro discursos que ha definido, poniendo en primer lugar el del universitario, lo que le permite respetar al máximo la rotación de los cuatro signos que lo componen. Sin embargo, en el capítulo V va a modificar este orden para poner el discurso del amo en primer lugar y mantendrá a menudo esta posición que le permite comenzar la serie poniendo S1 arriba a la izquierda, es decir al principio de la serie; pero sobre todo, pensamos que Lacan abandona una lógica formal para centrarse en una lógica estructural del sujeto, lo que puede hacer pensar en una historización de los discursos. ¿Habría comenzado todo por el discurso del amo? Todo quizás no, ya lo veremos más adelante, pero para el sujeto, la cuestión habría comenzado por el discurso del amo.

El discurso del amo

7 Es un discurso que podemos considerar como aquel por el que empieza todo. El significante-amo está en lugar del semblante, es decir que la castración podría no tener efecto en cuanto hubiese uno que no estuviese castrado, pero con una condición, que haya esclavos para probar que eso es así. Estos últimos están pues sometidos al amo y el sujeto no puede identificarse con él pero puede protegerse de su omnipotencia que le es indispensable para existir. Si los esclavos poseen un saber, es el de lo que es bueno para el amo, quien parcialmente libre de limitaciones puede ocuparse de otro saber, el llamado ciencia.

8 Nos encontramos aquí con el esquema del Génesis: Dios todopoderoso se aburría, y creó al hombre. Entonces, ¿cuál de los dos necesita más al otro?

El discurso del universitario

9 Paradójicamente, en este discurso es el saber el que está en el lugar del semblante cuando el significante amo está en lugar de verdad y raya con lo real; entonces el sujeto no tiene nada que decir o volver a decir. La subjetividad es rechazada en beneficio de una generalización, de una universalización que se impondría a la mayoría; entonces el sujeto que solo podría revelarse en la repetición, retoma por su cuenta un saber al que se somete. Un saber para todos, en el que el bien de todos sería el bien de cada uno, es un progreso indiscutible en cuanto que atenúa el discurso del amo y cambia profundamente su economía pero manteniendo una relación dominante-dominado que lo cuestiona sin borrarlo. Este progreso se paga poniendo la subjetividad a media asta y encerrando a ésta en un condicionamiento severo, a través de una universalización del sujeto y marginando su particularidad. Entonces, es un progreso que se paga con una dimensión prácticamente sádica.

El discurso del histérico

10 El histérico no se deja alienar por la búsqueda del saber, que lo deja sumido en el silencio y, por ello, tanto el amo como el universitario están castrados. De lo que goza el histérico es del significante-amo, revelando así una dimensión hasta entonces ignorada, la de la sexualidad y la del falo. El discurso del histérico devolvería al sujeto una posibilidad de constituirse a partir de un deseo de saber. Este saber lo había confiscado el amo y el universitario lo había usado como medio de coacción. ¿Se lo devolvería el histérico al sujeto? Esto sea quizá otro paso hacia un progreso, pero ahí también hay una contrapartida, pues si esto produce un deseo de saber, es el propio histérico quien lo detenta bajo una forma particular que sería: “Desde luego, pero no es esto lo que tú quieres”. Entonces, fingiendo reconocerlo en el otro, se lo hurta, pues se pone en el lugar de quien detenta el objeto deseado, en tanto que este objeto solo puede faltar. Ya no hay relación de dominación entre uno que lo tiene y otro que no lo tiene sino la instauración de un hiato entre lo que es deseado y lo que puede ser obtenido, esto entonces se paga con los síntomas puesto que no hay relación sexual.

11 Para resumir el efecto de estos tres discursos, podemos evocar tres formas de explotación, una por la omnipotencia, otra por el control embustero y una tercera por el señuelo. El sujeto parece ganar ahí lugar siendo cada vez menos ignorado, pero el individuo corre el riesgo de pasar de un lugar impuesto a un lugar ciertamente más libre pero aún menos definido. Estos tres modos de economía del sujeto pueden parecer antinómicos pero, sin embargo, pueden cohabitar de manera latente o manifiesta en cada sujeto. Así, todo progreso conlleva el núcleo del ''des-progreso'' (para no utilizar el término regresión, demasiado marcado teóricamente) un modo que podría parecer anticuado pero que puede manifestarse cuando hay una crisis, por ejemplo.

12 Por el contrario, cuando estos tres modos no cohabitan y un sujeto se queda fijado en uno solo, ¿no es eso acaso lo que genera un modo patológico entre los tres a los que se refiere la clínica psicoanalítica?

El discurso del psicoanalista

13 Es interesante que llegue después del discurso del histérico pues podemos pensar que es un poco su consecuencia, incluso si es el discurso capitalista el que suele estar en este lugar, lo que tampoco es falso. El interés es que el discurso del psicoanalista es el único que mantiene a distancia la función fálica como realización del sujeto mientras que el objeto está en el lugar del semblante y el saber en el lugar de la verdad, lo que permite oír ''inconsciente'' ahí donde se querría saber.

14 No hay pues verdad que valga, lo que obliga al sujeto a afrontar un cierto desasosiego. ''Amar la verdad, es el amor por esta debilidad […] El amor por eso que la verdad esconde y que se llama castración […] La verdad es la impotencia''  [2]. Así pues, el discurso del psicoanalista no se fundará ya en la impotencia sino en lo imposible. Esto ya no se juega en una relación de explotación o de dominante a dominado, sino en la posibilidad para el sujeto de tomar la medida de aquello de lo que es el juguete y de tener la posibilidad de posicionarse en una relación distinta con el otro y con el Otro, lo que Lacan evoca como: ''la posibilidad para el sujeto de modificar su destino dándole de nuevo la posibilidad de levantar acta de una renovación y, a partir de una impotencia experimentada, encontrar una capacidad de simbolización que definirá un imposible como tal''.

15 La castración ya no opera como falta del objeto de satisfacción, sino que se convierte en el soporte mismo del lugar ocupado por el sujeto; ya no es una instancia de más que hay que eliminar o compensar, sino que deviene la esencia misma del lugar ocupado. El saber en lugar de la verdad no tiene otro efecto.

16 Así pues, el discurso del psicoanalista es una alternativa a los otros discursos. ¿Es esto un progreso posible para el sujeto? Los que han pasado por un análisis pueden pensarlo y algunas personas no analizadas pueden pensarlo también, pero las condiciones son drásticas y ¿puede este discurso producir lazo social, puesto que no se produce sino en el entre-dos de una transferencia?

17 Winnicott, Dolto y algunos otros intentaron quizás algo en ese sentido, pero ¿no es esa una verdad que se retuvo y cómo no caer en esa trampa? Por el contrario, el hecho de que verdades absolutas sean traídas por nuevos movimientos (ciencia, llamamiento a la naturaleza, desconfianza en el sistema) puede provocar una apertura hacia un discurso que no aliene al sujeto.

18 Estas preguntas siguen sin resolver. Sin embargo, destacaremos la dimensión poco estable de este discurso del psicoanalista, lo que tiene sus efectos en las instituciones y asociaciones en las cuales los que lo ejercen intentan encontrarse, ya que saber arreglárselas con el síntoma e integrar la castración como condición esencial del sujeto, pide renunciar a los otros discursos y, por consiguiente, a las otras economías del sujeto.

19 Para concluir este trabajo haremos dos observaciones. La primera se refiere al discurso religioso. Lo religioso no es la iglesia. Si Lacan no ha elaborado el discurso religioso no es por casualidad pues, para él lo religioso se sitúa siempre como punto de partida, punto originario, anterior al discurso de la iglesia que no es más que un discurso del amo. Así, en un texto titulado ''Mr A…'', él precisa: ''Sepan que lo religioso va a ser un 'boom' del que no tienen ni idea, porque la religión es la guarida original del sentido''  [3]. Lo religioso existiría antes del discurso y tomaría forma de lazo social únicamente al precio de una alienación, esperando su momento para intentar volver bajo una forma que se consideraría pura.

20 La otra observación afecta al discurso capitalista, el cual no demanda al sujeto fundamentarse en el principio de castración, de falta fundamental, sino que más bien invertirá esta posición que tenderá a forcluir la idea de la falta, y que sólo puede salir de ahí predicando la idea de progreso como un pasaje a otra cosa y a algo mejor, a lo que sólo pueden responder la industria, la medicina y la ciencia bajo la forma de un uno, sin lo cual aparecería la superchería. Así un plus, un progreso, viene a paliar una carencia, la crisis es entonces inevitable pues esto no puede durar siempre.

Para concluir

21 Hay tres estados clínicos (decimos a menudo tres estructuras). Llegados al tercero solo podríamos seguir dando vueltas en círculo y es ahí donde podríamos situar la alternativa freudiana que ha propuesto una cosa increíble, afirmando que el progreso no se obtiene en la búsqueda de un plus sino en una posición de quedarse en los límites de lo psíquico, reconociendo que el inconsciente no es portador de la posibilidad de algo de más sino de una forma diferente de hacer. Si no me equivoco, él llamaba a esto ''la roca de la castración''. ¿Es esto la condición de un progreso?

Notes

  • [1]
    J. Lacan, Seminario XVII: El reverso del psicoanálisis, Paidós, Barcelona 1992.
  • [2]
    Ibid.
  • [3]
    J.Lacan, Ornicar?, 20/21, texto titulado “Mr A...”, Le Seuil, Paris 1980.
Subido a Cairn Mundo el 08/04/2022
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